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Y así, como quien no quiere la cosa, ha llegado el otoño a nuestras vidas. Otra vez. Verano, ¿por qué eres tan breve? En fin, dejaré a un lado las quejas por el cambio de estación y me centraré en las cosas buenas que trae el otoño que, como todo en la vida, también las tiene. Por ejemplo, la luz. La luz del otoño es espectacular. Si tienes afición por la fotografía, sabrás que el otoño es una estación privilegiada para sacar fotografías. En otoño no necesitamos esperar o pegarnos madrugones para disfrutar de la "hora dorada" o la "hora azul", ya que esta estación reúne las mejores características de la luz natural y vespertina a lo largo de casi todo el día. ¡Y ya no hablamos del espectacular colorido! Otra de las grandes cosas del otoño son sus frutas de temporada que, por suerte, todas maridan genial con cualquiera de nuestras recetas de granola artesanal y mediterránea. Ya te hablé hace un tiempo de los higos, de sus propiedades y de lo buenísimos que están con la granola. Pero no solo de higos vive el hombre en otoño y la estación nos ofrece otro montón de exquisitas frutas de temporada: uvas, granadas, caquis, membrillos, peras, manzanas, kiwis y, por supuesto, nuestros adoradísimos frutos rojos (arándanos, frambuesas y moras). Como ves, un despliegue de frutas fuente de energía, vitaminas y antioxidantes, que nos ayudarán a afrontar el frío invierno y a reforzar las defensas para prevenir resfriados. De los arándanos, las frambuesas y las moras ya he hablado infinidad de veces porque son de mis frutas favoritas y nunca faltan en mis recetas. Pero vamos a hacer un respaso al resto de frutas del otoño para ver qué puede aportarnos cada una de ellas.