1 de septiembre. El 1 de septiembre, junto con el 1 de enero, es la fecha por excelencia en la que todos nos fijamos nuevos objetivos. Aunque eso de la “vuelta al cole” ya nos pille un poco lejos, el comienzo de un nuevo curso también nos provoca un deseo de hacer eso quisimos hacer y que hemos ido procrastinando por diferentes motivos. ¿Quién no se ha apuntado a una academia de idiomas en septiembre? ¿Quién no se ha inscrito en ese curso que siempre quiso hacer y nunca hizo? ¿Quién no ha decidido dejar de fumar o empezar una dieta con el final de verano? Y la pregunta del millón, ¿quién no se ha apuntado a un gimnasio en septiembre?
Septiembre, ese gran mes en el que pretendemos purgar nuestras agitadas conciencias.
Vamos a aprovechar que los cuerpos y las mentes están más receptivos a los cambios de rutinas para hablarte de las muchísimas ventajas que tiene comenzar a entrenar. Ya sabes que en La Newyorkina somos muy fans de la vida saludable y activa y no perdemos oportunidad de evangelizar (o intentarlo) a todo aquel que se pasa por nuestro blog.
Vamos a empezar por el principal motivo por el que deberías empezar a entrenar. Uno de los más obvios y, desde luego, el más importante:
entrenar te hará feliz. Y no lo decimos nosotros, lo dice la serotonina que nuestro cerebro produce y libera tras la práctica de una actividad física. ¿Y qué es la serotonina? Pues en una definición menos científica pero muy gráfica, te diremos que la serotonina es la hormona de la felicidad. Todos queremos una dosis extra de felicidad diaria, ¿verdad? Pues haz ejercicio y la conseguirás.
Otro de los beneficios del entrenamiento es la
mejora constante. Bien, aquí debemos hacer una aclaración, la mejora llegará si te esfuerzas (ir al gimnasio a charlar no cuenta J). Como partimos de la base de que te vas a esforzar mucho por mejorar, enhorabuena, no notarás solo un cambio físico sino también verás cómo determinados gestos o acciones diarias se te hacen menos cuesta arriba. Coger peso, subir escaleras, correr para coger el autobús… en definitiva, esas cosillas que tenemos que hacer en el día a día serán mucho más livianas si estamos entrenados.
Para que la mejora se produzca, es necesario que te fijes unos objetivos y tengas cierta disciplina para ir alcanzándolos. He aquí una ventaja más. Podrás extrapolar tu disciplina en el entrenamiento y
te será más fácil definir objetivos y establecer metas en cualquier otro aspecto de tu vida.
¿Necesitas más motivos para empezar a realizar alguna actividad física ya? Vale, te las daré. El ejercicio (bien realizado)
mejorará tu postura. Si trabajas bien tu musculatura, esta se fortalecerá y ayudará a tu espalda a estar más sujeta y, consecuentemente, más recta. Personalmente, es uno de los grandes beneficios que he experimentado desde que practico deporte. Hay disciplinas mucho más vinculadas a la corrección postural como el
Yoga, el Pilates o el Body Balance. Sin embargo, el trabajo con pesas en la sala de musculación (pide siempre consejo a los monitores para que te recomienden los ejercicios ideales para este fin y que te indiquen cómo realizarlos correctamente) o actividades dirigidas como el Body Pump también te ayudarán a mantener tu espalda mucho más recta.
Y, muy ligado a este beneficio, encontramos el siguiente: la
prevención de lesiones. Lógicamente, ante un cuerpo con una musculatura más ejercitada y fuerce, las lesiones tienen menos campo de actuación. Además, mantener una buena postura más allá del gimnasio disminuirá tus problemas de espalda, uno de los males más comunes que seguro que has padecido en más de una ocasión.
Estoy segura de que te han entrado unas ganas irrefrenables de salir de casa para realizar el primer deporte que se te ponga por delante, ¿a que sí?
¡Muévete porque tu cuerpo y tu mente te lo van a agradecer!
Bonus track: Antes de un buen entrenamiento, nada como una buena merienda a base de Granola La Newyorkina. Está riquísima y además rendirás más. ;)