El poema de Machado, que Serrat tocó con su talentosa varita musical, nos sirve para ilustrar de una manera mucho más artística e idílica algo que en Nueva York se hace constantemente, quieras o no: caminar, caminar y caminar.
Cuánto encanto tiene el pasado. Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor y, sea verdad o no, lo cierto es que al echar la vista atrás, nos inunda una dulce melancolía que nos invita a rememorar anécdotas, canciones, lugares o expresiones.
Bienvenido a nuestro Diario Newyorkino. Pasa y disfruta porque hoy empieza nuestro recorrido por las calles de la ciudad que nunca duerme. Así, con tópicos incluidos. Porque los tópicos encierran verdades y una de las verdades de Nueva York es que nunca se apaga; ningún día del año, ninguna hora del día.